Si hay dos colores que sobresalgan entre la avalancha cromática que nos acecha esta temporada son, sin duda, el blanco y el azul klein o eléctrico que, abandonando a su eterno compañero el negro, y a su amigo estrella el marinero, se fusionan en busca de un look refrescante a la vez que sofisticado.
La mayoría de las firmas internacionales que adaptan esta tendencia lo hacen en versión vestido monocolor, como Gucci o Blumarine, aunque también algunas combinan ambos tonos en formato tie dye o mediante telas de estampados geométricos, como Celine y Marni, respectivamente. En lo que todas ellas coinciden es en apostar por siluetas hiperfemeninas y muy elegantes en donde los colores más fríos se vuelen lo más sofisticado del verano.
Fuente: Vogue.es
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